¿Qué hay tras una parodía?, ¿qué hay tras una denostación?, ¿qué hay tras un estigma?. Queda una historia seria y dramática, una banda sonora irrepetible y una estética clásica (porque ya ha pasado a la historia su iconografía, aunque sea con la risa y no el tributo).
Eso es Fiebre del Sábado Noche. La banda sonora más vendida en la historia que todo el mundo detesta. El musical por excelencia que no es un musical sino que está ambientado en una discóteca. La comedia que es un drama. La tontería que es un reflejo costumbrista. Sólo los cortos de vista no ven lejos; no se trata de reivindicar la fiebre como el momento más elevado de la cultura pop pero tampoco desproveerla de su magnetismo y brillantez. Lástima que no fueran todos negros. Máldito Travolta blanco, málditos Bee Gees blancos... ¿qúién se atreve a profanar la industria y cultura de la etnía superior?. ¿Blancos haciendo lo de los negros?. Imposible. Inadmisibe. Pauperrimo.
Qué gozada escuchar esa música sin la risa acostumbrada, con las letras que marcan un negro horizonte para los jóvenes, y sin risa, con los bailes espectáculares, y sin risa, con el frenético ritmo y melodia de la música, y sin risa... porque es momento de gritarlo: es una música súblime e incontestable que trasciende el gusto. No se puede estar contra Mozart, ni contra Frank Sinatra, ni contra los Beatles... TAmpoco contra los Bee Gees o puede que necesites, de verdad, ir al oculista, pero no al de la vista, sino al de la honestidad.
Por cierto, el siguiente ensayo es el viernes a las 19:30... por si alguien lee esto y le interesa... O puede que tengamos todos la sangre de horchata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario