A veces nuestras capacidades nublan nuestro corazón.
Lo que nos distingue no es la inteligencia, reza la leyenda de la página, sino nuestra capacidad de imaginar, de soñar, de no pensar, de sentir, de amar... de enfadarnos y reconciliarnos, de pedir perdón, de fantasear, de creer en lo increible, de sufrir, de emocionar...
Ayer se produjo el enésimo milagro de la era Oihala.
Pudo no haberse producido pero solo podía haber sido posible en este grupo. El último legado de humanidad que, todavía, impera en nuestra existencia. Sí, de humanidad...
Oihala es lo que nosotros queramos que sea. Todo en la vida escapa a nuestro control menos Oihala. Me da lástima identificar que aun no nos hemos dado cuenta de ello... Aquí no hay gobierno más que el que dicta nuestro amor: qué queremos ser... Cuando nos equivocamos y erramos, Oihala aparece en nuestro rescate. Y siempre llega. Y llega a tiempo. Los que fallamos somos los que no damos la mano cuando nos la tiende Oihala.
Pudo no haberse producido el milagro. Pudo haber sido cercenado por la normativa vigente. Esa que dice que es mejor decidir que sentir. Que es mejor no tener problemas que afrontarlos Que es mejor no enamorarse para no sufrir. Es lo mismo. No hay diferencias. Si las encuentras, si las encontramos, es porque no tenemos el arrojo de convivir con ellas y encontrarlas nos hace más tolerable nuestra miseria.
Yo, que estoy viviendo la mayor crisis personal de mi vida, ¿a qué no lo parece?, y tengo en mi familia y amigos, mis mejores soportes, rezo a Oihala para que en tiempos de oscuridad, no me vuelva a ayudar (no soy tan egoista), rezo para que yo tenga la mano alzada siempre.
Oihala se apiade de mi y me permita mantener la mano alzada... Ese dolor y sufrimiento no es solo dolor y sufrimiento. Es el milagro de la vida.
No soy rebuscado... es fácil comprenderme. Muy fácil.
Gracias... Ayer tuve, de nuevo, ganas de levantar la mano para que me socorrieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario